O sea…completamente pasada mi noticia sobre los Carmenere del Maule, porque esto ocurrió el 8 de enero. Sin embargo, estaba en deuda conmigo, tal vez porque faltaba decantarla o darle curso a la motivación. Ninguna excusa, no sería válida simplemente. Y lo que me salva…es que los vinos que llamaron mi atención están en el mercado y sí podrán encontrarlos y ver si comparten mi opinión respecto de ellos.
Ésta, la 10ª versión y producto de que la Villa Cultural Huilquilemu, lugar donde acostumbrábamos asistir a este evento , sufrió severos daños con el terremoto, se realizó en la terraza del Mall de Talca, donde participaron Balduzzi, Botalcura, Calina, Casas Patronales, Corral Victoria, El Aromo, Hugo Casanova, J. Bouchon, Terranoble, Valle Frío, VIA Wines y Villa Golf, además de algunos restaurantes y empresas de alimentos que hicieron también degustaciones.
En principio, me pareció ver menos viñas que otros años y, por ende menos vinos, también otras cepas que incluso brillaron más que la propia estrella de la noche talquina.
Por ejemplo, el Nebbiolo de Botalcura. La cosecha 2006 con aromas frescos e intensos a frutas rojas. Flores y compota de frutas con un reconocible paso de una a otra. Fresco en boca, deliciosa fruta. Buen cuerpo y marcado por un largo final.
El Pinot Noir de Terranoble, reserva 2009 lo sentí equilibrado y expresivo, con mucha fruta roja. Fresco en boca, untuoso y con notas ahumadas.
Y entre los Carmenere que llamaron mi atención, están el de Viña El Aromo reserva privada 2009, que aunque en nariz no dice mucho, en boca cambia. En aromas, tímidamente da paso a frutos rojos que se sienten dulces, maduros, chocolate y pimienta rosada. En boca es fresco, fácil de tomar, liviano y equilibrado, confirmando con más intensidad lo que expresaban sus aromas.
Terranoble también me gustó. Se trataba de un reserva del año 2009. Con rica fruta madura en boca y nariz. Cuerpo medio, notas a flores, chocolate y café. Le falta un tiempo en botella, pero se ve que será mejor que el 2008.
Quedaron algunos pendientes para degustar en un próximo viaje al Valle.
Definitivamente no es una de mis cepas favoritas, son pocos los vinos que me sorprenden y me parece que esas notas verdes han sido indomables para muchas viñas. Siento que está al debe su carácter propio y sí me fascinaría que la tuviésemos como emblemática, pero de esto poco o nada siento por ahora.
Por ello, me parece que es bueno que continúe su búsqueda y que un valle la tenga como estandarte. Apoyo esa iniciativa, pero creo que aún falta mucho por hacer. Brindo por esa búsqueda y por la madurez (en ningún caso por la sobre madurez).