domingo, 15 de mayo de 2011

La herencia Ñam


Dos días del primer festival iberoamericano de cocina bastaron, para abrir el apetito por las oportunidades que la segunda industria más importante de nuestro país ofrece hoy, pero no fueron suficientes para neutralizar la ansiedad que éste dejaba. La tarea quedó con sentido de urgencia.
Era sabido que en materia agro-gastronómica hay un mundo por innovar y desarrollar, la demanda del mercado está, solo hay que crear ofertas de valor únicas y llenas de experiencia, rescatar vegetales y especies marinas, por mencionar algunos.
Rodolfo Guzmán no es sólo un científico loco en la cocina, es un chef que provoca sensaciones y experiencias con sus platos y su restorán. Investiga desde los orígenes y estudia sus usos para hacerlos memorables. El español Jordi Roca, postrero -como se autodenomina- consigue transportar a sus comensales a instantes especiales, por medio de postres con detalles únicos y esto fue lo que generó en el escenario, incluso, sin que hayamos degustado sus preparaciones. Más que sabores únicos, son los detalles que intervienen los que logran ese efecto. Como el “Gol de Messi” o el puro de chocolate con mousse inyectado con humo de tabaco (preparado ante un público que se dejaba asombrar) y con caramelo convertido en cenizas. (poner foto)
Uno siempre sabe que faltan cosas por hacer, a menudo ando con la sensación de que estoy en deuda, también rabeo con los que se excusan culpando al ecosistema y sigo pegada en los pensamientos y en el cómo me gustaría.
Cuatro tremendos exponentes de la cocina ibérica y cuatro cocineros nacionales condujeron a los asistentes por lo que es la cocina chilena, en lo que está y lo que será en  los próximos años.
Hubo de todo, las expectativas superadas y con ganas de más. La primera mañana estuvo marcada por una fuerte dosis de pasión, comenzando con Axel Manríquez y su radiografía a los alimentos endémicos, seguido por un Rodrigo de la Calle que sembró su concepto gastrobotánica, evangelizando la importancia de respetar los tiempos y frescura de cada vegetal y el rescate de aquellos que por ser miradas en menos, empezaban a desaparecer. Un trabajo que inicia en la búsqueda, pasa por la tierra y llega a los paladares.  La unión de este hombre de cocina con el botánico Santiago Orts.

Las herencias de Ñam:
·      Las cosas se cocinan en serio.
·      El lema es compartir experiencias y conocimientos y no hablo de “copiar y pegar”.
·      Hay que construir una visión ambiciosa en torno a la segunda industria más relevante para Chile…a tomarse en serio que podemos ser Potencia Alimentaria.
·      La gastronomía aporta identidad y cultura. Marca las raíces y sentido de pertenencia. Y por último, el orgullo.
·      Hay productos chilenos que cocineros y comilones debemos sacar del anonimato.
·      Hay que generar vínculos con las comunidades productoras.
·      Debemos conservar especies que podrían desaparecer.
·      Pan para hoy, hambre para mañana…hay que respetar las vedas.
·      Preguntar a generaciones más antiguas sus costumbres pasadas, los platos y recetas casi en el olvido para traspasarlas.
·      La gastrobotánica la lleva y quiero ser su discípula.
·      La organización, cuando es de excelente nivel no se extraña los  detalles.
…y, como dijo Axel Manríquez, “somos lo que la tierra y el mar nos da…ahí está nuestra identidad”.
Felicitaciones a los creadores de esta iniciativa, a Carolina Silva -en particular- que se vio comprometidísima con su emprendimiento y a los cocineros chilenos. Pilar, Axel y Rodolfo que fueron excelentes representantes de este primer Festival Iberoamericano de Cocina.

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