martes, 21 de septiembre de 2010

En compañía de un Trace Ridge de Kendall Jackson


Trace Ridge 
Cabernet Sauvignon 2002
Knights Valley - Sonoma California
de Kendall Jackson

Guardar ciertos vinos con su correspondiente etiquetado para una ocasión especial, puede parecer un absurdo, tal como lo es ese baúl de los recuerdos en el que madres y abuelas almacenaban la porcelana y manteles bordados, y del que no se desclasificaba nada hasta que –finalmente- todo terminaba sirviendo de regocijo para las polillas o para ignorantes herederos. El entierro de vinos en alguna bodega o vitrina del orgullo, puede significar lo mismo. Y, efectivamente, así sería si dejamos que lo consuma la vejez,  en donde la acidez no es capaz de contenerla. En definitiva, el momento oportuno hay que provocarlo. Y sin importar lo pretencioso que pueda parecer “gozar” ese instante, el ritual comienza contemplando su etiqueta y rindiéndole culto a la botella antes de descorcharla, y si el enófilo pide decantador…por siútico que sea para algunos, tanto mejor. Esas oportunidades podrían abundar, pero bien sabemos que no es así, pues no creamos las instancias para que ello ocurra…
 El 12 de septiembre fui “la elegida” para compartir una botella de Cabernet Sauvignon 2002 Trace Ridge de Kendall Jackson: una delicia.
Sus aromas –generosos- mezclaban el frescor de una salsa de frambuesas frescas y frutas negras dulces y maduras, como si de arándanos e higos habláramos; frutos secos, notas a pimienta y un marcado dulce de regaliz, una hierba con la que se hace -entre otras cosas- caramelos y que evocan a una combinación de café, anís y casis.
En boca, tremendamente expresivo y persistente. Su cuerpo no puede definirse como grueso, a pesar de lo expresivo que es. Sus taninos eran tan delicados que parecían una espuma expandiéndose por la boca. Del potente tanino propio del Cabernet o de sus poderosos 14,5 grados de alcohol…poco, en su lugar, un vino delicado, muy expresivo.
Mientras decantaba, un espumoso Chandón Extra Brut acompañado por unos mariscos. Para maridar el Trace Ridge, varios minutos…largos en realidad, sólo con conversación. Finalmente, unos ravioli de pavo y almendras de suave masa y una salsa blanca con morrón, nuez moscada y suave pimienta.
Definitivamente era la ocasión, era la compañía, era la comida y era el día…¡Fue perfecto!

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