El piñón es la semilla de la araucaria y fruto sagrado del pueblo Mapuche. A partir de él, elaboran harina, guisados, pan, e incluso chicha.
Para mí, que soy sureña, me resulta muy familiar, mientras que hacia la zona central, específicamente en Santiago, aún es poco conocido y se ignoran sus usos. Afortunadamente se ha sumado al desarrollo gastronómico y los chefs lo están incorporado en sus preparaciones, algunos desde hace años.
Recomiendo que se acerquen más a él y lo integren en su dieta. Resulta exquisito cocido y al natural, tostado o acaramelado, en ensaladas, postres, aperitivos o como ingrediente para elaborar pan, convirtiendo el piñón en harina y mezclándola con otra, o simplemente consumido como fruto.
Es de alto poder energético; contiene almidón, que favorece el proceso metabólico. Posee fibra dietética, la que ayuda en el proceso digestivo y en la prevención de enfermedades intestinales. Es rico en agua, hierro y calcio.
Hasta fines de mayo será fácil encontrarlo en supermercados y en el mercado.
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